Déjame… Estoy agotada

¿Cuántas veces nos encontramos con esta frase? ¿Cuántas veces hemos puesto de excusa el cansancio, los hijos, el trabajo y como no, ese dolor de cabeza tan femenino y oportuno a nuestro mal humor, o ese exceso de trabajo repentino que os hace llegar siempre tarde a casa?

Llega un momento en el matrimonio que nos cansamos. Tan solo eso, nos cansamos. Nos cansamos de ceder, nos cansamos de entregar, nos cansamos de luchar, nos cansamos de acostarnos con vosotros y entramos en una fase de autoevaluación y crítica que en ocasiones podemos ser injustas, no solo con nuestra pareja, sino con los que nos rodean y especialmente con nosotras mismas.

Normalmente empezamos con esa fase de queja constante donde parece que  todo lo que nos sucede y no nos gusta, suele ser por culpa de otros. Estamos agotadas porque nuestro marido no nos ayuda. Solemos estar irritadas porque los niños no obedecen, y claro, su padre nunca está. Empezamos a sentirnos solas y a ladrar a todo aquel que tenemos cerca y en especial a vosotros. Pero aquí tenéis un papel clave, que muchos pasáis por alto –seguramente por el mimo motivo que nosotras, el cansancio- y seguís andando. No veis a vuestra mujer agotada y sola, no veis a vuestra mujer demandando vuestra atención, tan solo veis un dragón que –en el mejor de los casos- solo echa fuego por la boca. Y en lugar de preguntar; ”¿Quieres que hablemos?” o de tendernos esa mano que anhelamos, sin embargo os dais la vuelta y miráis a otro lado.

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¡¡Cuando nos casemos!!… Seguro que cambia

Enamorados, somos capaces de comprar la ilusión de que todo cambiará. Cuántos de nosotros hemos pensado: “bueno cuando nos casemos, ya cambiará” o “cuando tenga el primer hijo llegará antes a casa” o “cuando los niños sean mayores me dedicará más tiempo” o “cuando se jubile….” Pero no solo no se cambia, sino que la cosa va a más, y te das cuenta en el momento que te ves gritando “¡¡¡¡Cariño, que crees, que los calcetines andan solos a la lavadora!!!!”.

Cuando nos casamos, algunos sois desordenados, otros tenéis el sentido del humor algo ajustado y la mayoría tenéis una falta de romanticismo que es preocupante. Pero a muchas -en el momento de casarnos- todo eso nos da igual, porque estamos locamente enamoradas y pensamos, «bueno ya cambiará». Con el paso de los años, muchas de nostras pretendemos convertir a nuestras parejas en maniáticos del orden. En esos maridos divertidos que llenan las veladas. Y como no, en ese marido atento, que se da cuenta en cada momento de nuestras necesidades, ya sean bien para recibir un abrazo, una mirada que lo comprende todo, y porque no, que además no gruña cuando ve el extracto de la visa.

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Carta a los Reyes Magos

¿Quien no comienza el año nuevo con “nuestra particular” carta a los Reyes Magos. Donde le pedimos de todo, desde que nos toque la lotería, pasando por una dosis extra de salud y terminando por pedirle que se lleve los kilos que Papá Noel nos ha ido dejando año tras año al comienzo de cada Navidad?

La mayoría de nosotros de cara al año nuevo nos llenamos de propósitos del estilo de:

– Este año dejo de fumar. Eso sí, el día 2 que cae en lunes.

– De este año no pasa. Voy a hacer deporte todos los días, es más ya me he apuntado al gimnasio y he pagado todo el año por adelantado . ¡¡¡Es que me hacían descuento y eso me obliga a ir!!! Etc.…

…Y a lo largo de estas navidades me llegó el siguiente vídeo:

¿Tú que le regalarías?

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