Saber Ceder es de Valientes

¿Cuántas veces hemos escuchado frases de este estilo??

  • Tío eres un calzonazos, haces todo lo que dice tu mujer.
  • Estás tan enamorada de él que siempre haces lo que él quiere.
  • No tienes personalidad, siempre cedes a lo que ella quiere.
  • Dónde está tu orgullo, siempre cediendo a lo que le gusta.

Una persona me enseñó que el orgullo es capaz de alejarnos de las personas que amamos y que no es falta de personalidad el ceder, sino es un acto de valientes. Me enseñó a entender esa cesión COMPARTIDA como un acto de amor y de entrega, no como un acto que nos humilla. Me enseñó que es más importante pedir perdón que tener razón. He aprendido la dificultad que tiene el saber ceder, ya que en ocasiones lo que nos pide el cuerpo es tener razón. Pero también he aprendido que el precio que se paga por tener razón no compensa a lo recibido tras pedir perdón.

La cesión implica reciprocidad, sino, no es cesión, es otra cosa; tiranía, sumisión, hay muchos adjetivos. Pero la cesión es cosa de dos. Es saber anteponer las prioridades del otro a las mías. Es saber entender las necesidades de mi pareja y saber explicar las mías. El ceder es un acto de humildad, que no humillante. Es un acto de generosidad que no de sumisión. El saber ceder, en muchas ocasiones, es un acto heroico, no solo por nuestro esfuerzo, sino porque a veces recibimos comentarios y miradas que nos compadecen. Y ante esas miradas –en muchas ocasiones- displicentes, nuestro ego se ve herido y tenemos la necesidad de demostrarles que no vamos a ceder, que tenemos RAZÓN. Que no nos vamos a “Rebajar”

Es justo en este momento cuando digo que ceder es de valientes. Es comprender que lo que opinen los demás –como dice la canción de Mecano- está demás. Es enseñar -a poner en valor- que la cesión es un acto de amor por el otro. Es aprender que en la convivencia, los criterios y los valores no se imponen, se comparten. Es entender que no siempre lo mejor es llevar razón, sino saber darla.

¿Cuántas veces hemos sido capaces llevar al extremo una discusión, tan solo por llevar razón? ¿Cuánto daño hemos provocado por nuestra indiferencia creyéndonos dueños de TODA la razón y sin querer entender los argumentos contrarios? Y una vez terminadas las discusiones donde, por fin, nos vimos victoriosas ¿Cuántas veces han aparecido en nuestra conciencia frases como?;

  • No voy a ceder, porque YO sé que tengo razón.
  • La culpa es suya, los dos sabemos que yo tengo razón, aunque no lo diga.

Al fin y al cabo, la razón es nuestra, pero ¿nos compensa? ¿Por qué no estamos tranquilos y no nos sentimos bien? ¿Por qué nuestra conciencia sigue hablando cuando tenemos razón? Porque quizás la forma de obtenerla no ha sido la correcta, porque hemos atacado y dado donde sabemos que más duele. Porque seguramente nos hemos olvidado que el matrimonio es amor, es ceder, es voluntad es QUIERO QUERER QUERERTE.

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