Quiero empezar este post compartiendo con vosotros este vídeo que me hizo llegar una amiga. Lo habréis podido ver ya por la tele. Sencillamente es fantástico.
Que recuerdos nos trae ese cupido tan especial. Ese cupido que aparece en los primeros encuentros revolviendo toda nuestra paz y tranquilidad. Ese cupido que nos llena de mariposas o nos enfría las manos de puros nervios. Ese cupido que nos hace reír de forma descontrolada y rozando el histrionismo. Ese cupido que nos regala el primer beso de nuestro novio y nos hace sentir la persona más feliz del planeta. O ese cupido que os deja abrazarnos por primera vez y os hace sentir el hombre más afortunado.
Es este cupido el que nos acompaña durante buena parte del noviazgo. Es el que hace que queramos ser mejores personas para impresionaros. O es el encargado de que trabajemos nuestro mejor lado y pulamos nuestros defectos. Es -incluso- el que hace que ¡¡¡nos gusten los defectos de nuestra pareja!!! Algo que actualmente nos parece impensable, ya que probablemente es lo que nos haga mirar a otro lado con cara de: “Uff no puedo más”.
Pero… ¿Cuántos de nosotros dejamos entrar al OTRO CUPIDO? ¿Cuántos de nosotros permitimos que la rutina no se instale en nuestro matrimonio? ¿Cuántos de nosotros somos capaces dejar de vivir nuestro matrimonio como si fuera “el día de la marmota”?
El vídeo es capaz de Sigue leyendo