La primera vez que alguien me dijo esto, fue en la boda de mi amiga Camino. Fue otra compañera del cole, embarazada de 7 meses y unos minutos antes de que su marido la sacara a bailar el vals. Me dejó absolutamente descolocada no entendía como su prioridad no podía ser el bebé que estaba esperando.
A lo largo de los años ha sido una frase que ha venido acompañándome y he llegado a la convicción de que es lo mejor que puedo hacer, no solo por mi matrimonio, sino también por mis hijos. He hecho mía esa afirmación “mi prioridad es mi marido” al igual que él. Y con esto no digo que sea el único camino, solo digo que es, el que hemos escogido. Perdonarme que me ponga en primera persona, pero creo que así soy capaz de transmitirlo mejor
Después de casarnos y empezar a vivir juntos, no sé a vosotros, pero había cosas que no era capaz de entender. Cosas tan simples como que el rollo de papel higiénico se pone en el portarrollos del papel higiénico, no se igual son algo maniática, ja, ja, ja. O cosas tan sencillas como que la ropa NO se lava y se plancha sola. Si la dejas en el cesto de ropa sucia y no haces nada con ella, ¡¡¡¡¡Ahí sigue!!!!! Es una locura lo sé, pero del cesto no sale. Es verdad que los dos tuvimos que poner de nuestra parte y en ciertas ocasiones borrar esas líneas rojas que nos marcamos a veces de forma absurda.
Después de esa adaptación, que reconozco que no siempre fue de color de rosa, logramos disfrutar el uno del otro. Momento perfecto, trabajando los dos, con dinero no mucho eso es verdad, con el tiempo para nosotros los fines de semana… Que más podíamos pedir. Entonces llegó nuestro primer hijo. Cuando llegamos a casa y nos quedamos sin enfermeras, sin padres, tíos, amigos, etc., Os voy a ser sincera ¡¡¡¡¡LO FLIPAMOS!!!!!, creo que Sigue leyendo