El rencor daña y el perdón repara

Parece una frase sencilla, hasta rima, pero entrañan una gran dificultad llevarlas acabo en nuestro día a día, en especial con las personas que más queremos. Con las que más cerca tenemos, que además suelen ser a las que más herimos. Son tan solo cuatro palabras, pero juntas son un estilo de vida.

El otro día leí en Instagram una pregunta que hacía @psico_eire, y preguntaba: ¿Si pudieras, borrarías tus recuerdos desagradables? Las respuestas en general y resumiendo mucho, se podrían agrupaban en dos:

  • No, ya que han hecho de mi lo que soy y he salido reforzada.
  • Si, me provocan dolor y a veces no me deja crecer.

Por supuesto sin entrar en el ámbito psicológico ya que no tengo ni conocimiento ni experiencia, me llevaba esta reflexión a las relaciones de pareja. Cuantas veces hemos dicho o hecho algo que ha dañado a nuestra pareja, a nuestro compañero de viaje, a la madre de nuestros hijos, a nuestra “no media naranja” (que de esta naranja ya os hablaré en otro post jajajaja). Pero lo más importante es, ¿Cuántas veces hemos archivado en nuestra hemeroteca mental todos los agravios recibidos? Y estos crecen y crecen…

Efectivamente, esta frase encierra un estilo de vida, un trabajo constante que dependerá mucho de la actitud de cada uno de nosotros. Podemos optar por hacer una lista de agravios y sacarla en cada discusión. O ironizar sobre sus “maldades”. O hacer comentarios punzantes delante de los hijos. O…

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