LA MENOPAUISA: el gran tabú

Será que estoy en plena feria hormonal. Será que a veces lloro porque me caigo mal o ni se porque lloro. Será porque mi cuerpo toma decisiones de crecimiento sobre algunas zonas sin mi consentimiento. Será porque mis hijos se van haciendo mayores y pienso que no “me pega” tener hijos tan mayores. Pero lo que veo es que cuando hablo de mi proceso premenopáusico todas las personas me dicen lo mismo: “pero como hablas de esto así con tanta naturalidad”???

De verdad que, entre los sofocos, la falta de sueño, los cambios de humor y la retención de líquidos, pienso: PERO COMO NO VOY A HABLAR DE ELLO. La verdad que empecé a hablar con mis amigas porque tenia la necesidad de “sentirme acompañada” es una cantidad de cambios físicos y me atrevería a decir que alguno que otro psíquico… que a veces me vuelvo loca y sobre todo estoy volviendo loca a mi familia.

Si, de verdad que intento controlar mi apetito que se ha desbordado a límites que desconocía y está claro que, ¡¡¡¡eso está haciendo estragos en mi armario!!!! Jajajajajajajaja bueno sobre todo en el Excel de mi marido que está atacado!!!!

Es verdad que también intento controlar mis cambios de humor, que principalmente pago con él, que se tiene que armar de paciencia. No sé a vosotras, pero a mí me llegan sin previo aviso y cuando estoy en plena explosión… me cuesta parar, pues aun no he llegado a dominar del todo la técnica del “tú puedes, cálmate”. Estoy ahí, ahí… pero os reconozco que aun me cuesta… mucho, bastante, igual demasiado…jajajajaja.

Es verdad que a veces me miro al espejo y veo que la piel ya no está tan tersa, igual solo es que tengo que beber más agua, pero con la retención que tengo igual estallo jajajajaja. En serio a veces me miro y no me reconozco del todo. Siendo sinceras mi aspecto físico no ha cambiado tanto, algún que otro kilo que se ha instalado en mi cuerpo, y ya os digo yo que no para quedarse. Alguna arruga de más, algo más de cansancio. Pero sobre todo lo que mas noto es mi estado de ánimo.

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A mi hija adolescente

Querida hija

Solo quiero que sepas que durante estos años de tu adolescencia voy a convertirme en varios objetos de tu utilidad. El primero que será el más frecuente y duro, un saco de boxeo, si un saco. Se que lo usarás cuando estalles, cuando la vida te parezca injusta o cuando las normas te parezcan absurdas porque te crees muy mayor. Cuando no te dé el móvil hasta los 15 o seas la primera en volver a casa. Cuando te corrija la postura de las manos en la mesa o te diga que estudies, me utilizarás para desahogar esa rabia, incomprensión e incluso odio a todo lo que no te gusta. Pero ahí estaré esperando el golpe, porque es lo que necesitas.

Otras veces seré un sencillo recogedor, que te ayudará a reconstruir esos pedacitos rotos de ti misma tras un enfado con una amiga, unas notas horribles, un cambio de carrera o incluso una expulsión de varios días del colegio. Te recogeré con mimo y mucho cuidado, eso si con firmeza, para poder ayudarte a volver a poner las piezas en su sitio, aunque sepa que al poco tiempo volverás a convertirme en tu saco de boxeo, pero no te preocupes que estaré preparada para recibir tus golpes.

Otras veces me convertirás en una tarjeta de crédito, donde te acercarás de forma cariñosa y con “ganas de hablar” con tu típico <<holiiiis mamiiiii>> las dos sabemos jugar a ese juego, yo ya lo hice con mi madre, así que no te preocupes que se jugar muy bien. Unas veces me dejaré ganar fácilmente, otras te haré luchar y otras encontrarás la tarjeta vacía. Son formas de enseñarte a conseguir las cosas, ya que no es bueno para ti que todo sea fácil, tienes que empezar a lucharlas y si de verdad las quieres, persistirás.

En fin habrá infinidad de objetos en los que me convertirás a lo largo de estos años, pero en todos ellos estará tu madre detrás, así que no te preocupes, sé cuál es mi papel.

Se que necesitas todas esas versiones de mi porque estás buscando tu hueco , tu propia identidad, decidir quién quieres ser y dónde quieres ir. Es una búsqueda difícil, donde recibirás todo tipo de estímulos que te harán ir a la deriva y ser una persona volátil, pero es ahí donde tienes que acudir a tu madre, derribar ese muro adolescente que has construido con mucha rabia durante tus años de rebeldía. Aunque no lo creas yo una vez estuve en tu papel, golpeando a la abuela hasta que un día me vi a su lado y deje de sentirla en frente.

Ya es hora de tirar tu muro, de pasar al otro lado, de saber quien quieres ser, de pedir ayuda y sobre todo dejarte ayudar.

Tu madre siempre, pero siempre estará ahí para darte la mano y andar contigo. Siempre estaré a tu lado no enfrente y el día que comprendas esto, crecerás, crecerás de forma individual y crecerás en el amor, en la entrega.

Sabrás entender las necesidades que van más allá de ti misma, sabrás tratar y comprender tu rol de hermana mayor, la necesidad que tienen tus hermanos pequeños de que les dediques tu tiempo, de que les entiendas, les acompañes y les comprendas. De la misma manera tienes que entender tu rol de hermana pequeña y saber acudir a tu hermano mayor no solo para que te vaya a buscar en coche, sino aprender a compartir con el tus miedos, abrir tu corazoncito y recibirás mucho más de lo que das.

Recuerda que siempre estarás acompañada, pero tienes que saber buscar las soluciones en tu familia, en tu hogar, que será aquel que te dé La Paz y el consuelo que necesitas.

No te dejes llevar por el viento q mas sople, sé consistente y no te vacíes, elige bien a tus amigas, a aquellas que te hagan crecer y ser mejor persona, aquellas por las que también te preocupes y sepas ayudarlas a crecer. Aquellas amigas que te duren todos la vida, a esas por las que merece la pena luchar y conservar.

Pero no te preocupes porque te caigas por el camino, no sólo será una vez, cuantas?? No lo sé, lo que te puedo asegurar es que en todas ellas, siempre me encontrarás a tu lado, con mi mano tendida esperando a que la cojas.

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Las heridas se curan y las cicatrices permanecen… pero eso no es malo

¡El matrimonio es un viaje emocionante lleno de altibajos, encuentros y desencuentros, de momentos maravillosos y de crisis de pareja. Creo que en eso estamos todos de acuerdo!!!! Y con el paso de los años, mi experiencia y la compartida con muchos de vosotros -me atrevo a decir- que tengo la certeza de que «las heridas se curan y las cicatrices permanecen” … pero eso no es malo».

Cada matrimonio, cada uno de nosotros, experimentamos momentos de alegría y amor, pero también nos enfrentamos a desafíos y conflictos, a momentos de profunda crisis, de pareja e incluso existencial sobre nosotros mismos. En ese proceso en muchas ocasiones nos hacemos daño y se producen heridas, heridas emocionales. Estas pueden ser causadas por malentendidos, diferencias de opinión, por discusiones sobre como educamos a los hijos o incluso por infidelidades. Pero aquí está la belleza de la vida matrimonial: las heridas pueden sanarse con algo de tiempo, una gran dosis de amor y con un constante esfuerzo.

Si nos imaginamos que las heridas son como cortes superficiales en la piel, cuando cuidamos adecuadamente esas heridas, aplicamos el amor necesario, la comprensión suficiente y la comunicación sincera, sanarán gradualmente. Con estos ingredientes, bien aplicados sobre nuestras heridas, ayudarán a que resolvamos nuestros problemas y apoyarnos mutuamente, fortalecerá nuestra relación y permitiremos que nuestras heridas sanen de manera que nos haga crecer, no solo  como pareja sino también como personas.

Sin embargo, a medida que las heridas se curan, es posible que queden cicatrices, cicatrices emocionales y esto no es algo malo, no es algo que nos haga recrearnos en el rencor del daño recibido. Estas cicatrices son recordatorios de las experiencias compartidas y superadas en el camino, de nuestra capacidad de perdonar y de nuestra muestra de amor por el otro y nuestro matrimonio. Aunque pueden ser visibles en forma de memorias o emociones dolorosas pasadas, no son necesariamente negativas.

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No se como ha pasado, pero me he enamorado de otra persona.

A ver no seamos ingenuos. Todos, si no lo sabemos por experiencia, lo sabemos por sentido común. No nos despertamos una mañana y decimos: “cariño me he enamorado de otra persona y me he dado cuenta de que ya no estoy enamorada de ti”. Las cosas no brotan y mucho menos el amor.

Todo comienza de forma mucho más sencilla y sutil. Conoces a una persona, que te atrae, y esto si que puede brotar de repente, esa atracción es casi instantánea. Pero en nosotros está darle o no oxigeno a esa atracción inicial.

Es una persona que te atrae por su físico, por su sonrisa que le ilumina la cara, por su personalidad, por su profesionalidad, su sentido del humor o incluso por todas ellas. Empiezas con una conversación animada que te alegra el día y volviendo a casa piensas: “es un tío estupendo la verdad es que es un encanto” sin más, no le das más importancia, puede que se cruce un leve pensamiento que desechas rápidamente porque estas yendo a casa con el amor de tu vida.

Pero llega otro momento que, pasadas unas semanas, vuelves a coincidir y te ves buscando el momento de saludarle, ya que guardas un buen recuerdo de la vez que le conociste. Sabes que te reíste mucho y te hizo sentir, sencillamente bien. Te pasas un buen rato hablando con él y te das cuenta de que tenéis cosas en común a nivel laboral e intercambiáis los teléfonos porque está claro que hay sinergias en vuestros trabajos y es una oportunidad. Mmmm primera sensación que nos tiene que saltar una pequeña alarma: tan solo tienes su móvil por un tema profesional ¿SEGURO? Cuantos WhatsApp hay profesionales vs personales cruzados?

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Yo no nací sabiendo

Se que esta frase es bastante obvia, pero a veces olvidamos la profundidad de su significado, sobre todo cuando vamos acumulando años de experiencia a nuestras espaldas y nos cuesta un poco más reconocer los buenos consejos de otras personas.

Estos meses que he estado en “modo pause por máster” llevo dándole vueltas a este tema. No nacemos sabiendo y eso es evidente, pero lo que me estoy dando cuenta es que tampoco podemos dejar de aprender. Nuestra vida -en todos los aspectos- cambia con los años, evoluciona, se vuelve una locura, vuelve a la calma, llegan las crisis, los miedos, las malas rachas e incluso la despedida de seres queridos antes de tiempo.

Por eso me doy cuenta de la importancia que tiene estar siempre en un constante “aprendizaje”. Cada etapa de la vida tiene sus emociones y muchas de ellas vienen aliñadas de verdaderas encrucijadas. Y en el matrimonio pasa algo similar y tenemos que ir aprendiendo según vayan cambiando nuestras circunstancias.

Poneros en el punto de partida: “el día de nuestra boda” todas recordamos su cara, su sonrisa, nuestros nervios e incluso nuestro punto de inconsciencia ante el camino que se abría ante nosotros. Por favor ¿¿recodáis el “como fue el adaptarnos a vivir con él» Jajajajaja en fin… mira que el “mío” es una joya, pero recuerdo momentos del tipo: <<Ana, donde están las camisas limpias>> fue el día que me di cuenta que necesitábamos ayuda!!!! jajajajaja.

Y esa ayuda la he ido buscando de muchas y diferentes maneras, desde recién casada a cuando empezaron a llegar los hijos!!!! Me apoyé mucho en mi madre y mi suegra, la verdad es que reconozco que hubo momentos duritos. Trabajando fuera de casa y con tres hijos de dos, uno y un recién nacido. Os reconozco que casi me muero. Y para más emoción, a los dos meses de nacer mi hijo, cambio de trabajo!!!! En fin… Veía la luz al final del túnel y llegó la pequeña de la casa!!!!

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El matrimonio, con sus luces y sus sombras.

Igual ha llegado el momento de revisar nuestra idea de un cuento de hadas. Que es posible un final con “… y fueron felices y comieron perdices”? sin lugar a dudas, pero creo que tenemos mal contado nuestro cuento de hadas. De la misma manera que tengo claro que se puede ser feliz para toda la vida, tengo igual de claro que para que el amor perdure, tiene que haber un equilibrio entre el sentimiento y la voluntad, entre sus luces y sus sombras.

Todos los cuentos pueden empezar y terminar de la misma manera, chica conoce a chico, se enamoran… y fueron felices. Pero que es lo que ocurre entre medias que no sale en los cuentos? Eso que no sale, es lo que yo llamo un matrimonio.

Lo que no sale en los cuentos son aquellos momentos que tarde o temprano llegan como las discusiones, los enfados, e incluso los gritos. Pero también llegan los momentos de reconciliación que nos hacen comprender que seguimos juntos porque nos amamos.

Tampoco sale en los cuentos las decepciones que llegan por miles de motivos como la falta de cariño, como -la reina de muchos matrimonio-s la silenciosa rutina que erosiona poco a poco los cimientos de muchos matrimonios. Pero también llegan las ganas de lucha por seguir adelante, innovando cada día para destronar a la rutina y recuperar las muestras de cariño.

Por supuesto, tampoco sale en los cuentos las infidelidades que tanto daño hacen, rompiendo la confianza, haciendo crecer una semilla de rencor que a veces se riega con indirectas y reproches, con silencios cargados de falta de perdón e incluso falsos arrepentimientos. Pero también están las ganas de seguir luchando pro ese sentimiento que se mantiene vivo a pesar de la herida, las ganas de sanar y seguir juntos de la mano, y ¡¡SI! con voluntad con mucha voluntad, con amor mucho amor y con perdón mucho perdón.

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El arte milenario del cortejo y la seducción

Por favor no me digáis que no es ¡¡¡¡genial!!!! ¿¿¿Os acordáis de esos años, donde éramos unos “niños”, y nos pasábamos los fines de semana con ese tonteo tan maravilloso, que nos hacía vivir en una nube fuera del alcance de cualquier otra responsabilidad??? Lo que nos podía significar ese “cruce de miradas”, que te dabas la vuelta y le decías a tu amiga: “Tía Carmen, que me ha mirado ¡¡¡¡que fuerte!!!!”.

O como era ese momento de: <<ves a su amigo que conoce a tu amiga y se están acercando los dos para presentaros>>, por favor es que solo de recordarlo se me acelera el corazón. Y tú, te acuerdas de ese momento, ¿¿cuándo os conocisteis??? Tengo que reconoceros que a mí, me temblaba todo y tenía esa sonrisa boba y un meneo de pelo de un lado a otro que parecía que tenía un tic nervioso jajajajaja, imagino que eso es lo que tiene conocerle con dieciocho años. Uff que nerviosa me ponía hablar con él jajajajaja.

Pero a lo largo de los años he visto como muchos matrimonios, hemos perdido este arte tan necesario para la pareja. He visto como los matrimonios nos hemos podido “acomodar” con nuestra pareja y no nos hemos vuelto a plantear el volver a seducir a nuestro marido o vosotros cortejar a vuestra mujer. Con los años he aprendido la importancia que tiene volver a hacer revolotear las mariposas a nuestro alrededor y volver al arte del cortejo.

Es un arte sutil y de amplio espectro, que abarca desde una mirada cargada de intención a un abrazo de los de “aquí te pillo…” Como todo en la vida matrimonial no es fácil, pero de vez en cuando merece la pena, sobre todo para no perder ese «no se que» que hace renovar nuestros deseos, ayuda a encontrarnos rompiendo la rutina y provoca una complicidad que nos une especialmente. Si es verdad que igual me repito, pero creo firmemente que el amarnos con el cuerpo, es algo tan exclusivo nuestro de la pareja, que nos une especialmente, nos une en cuerpo y alma surgiendo de ello una unión íntima que tan solo nos pertenece a nosotros.

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Matrimonio y Amigos: una cuestión de estado

Todos los que me conocéis sabéis que soy la mayor fan de mi marido, más que su madre jajajaja. Pero también soy una defensora a ultranza de nuestras parcelas individuales, en especial aquellas que compartimos con amigos. Además de necesarias de forma individual, son sanísimas para el matrimonio.

NO hay que hacerlo TODO juntos, de verdad que no, que necesitamos nuestros espacios y eso no significa que nos queramos menos, ni que no nos necesitemos, ni nada parecido. Nuestros tiempos con amigos nos hacen crecer y nos hacen ser más generosos, mejores personas ya que implica dedicar uno de los bienes más preciados que tenemos, NUESTRO TIEMPO.

A lo largo de estos años he visto como algunas parejas han ido descuidando esto poco a poco hasta verse aislados de sus amigos y eso a la larga supone, no solo quedarse solos, sino un foco de conflictos entre ellos. Es necesario que vosotros os vayáis de vez en cuando un jueves de cervezas o a ver la champions con vuestros compañeros del curro. Incluso un fin de semana de colegas. De la misma manera que nosotras tenemos que quedar de vinos con nuestras amigas, no descuidar esas amistades porque somos muy de “si no estoy yo la casa se hunde” AH y mas que recomendable una escapada al año de fin de semana de chicas ¡¡¡¡Eso no tiene precio!!!!

Pero también he visto parejas descompensadas. Donde, por ejemplo, el hombre tiene muy bien organizado su parcela privada y ella ha ido descuidando sus amistades hasta verse sola y vivir a través de su marido. De verdad que hay que equilibrar esta balanza y nunca, pero nunca se equilibra haciendo que él deje de lado sus planes, creo firmemente que se tiene que equilibrar haciendo crecer la parte individual de ella.

Cuando me encuentro estas situaciones, y me da igual cual sea la “parte” descompensada si la de ella o la de él, lo que sí es algo común a todos, es la lista de reproches que salen de la persona que no cuidó su parcela privada. Aquí he podido comprobar que en muchas ocasiones esos reproches están llenos de rabia hacia uno mismo por no haber sabido mantener su pequeño mundo que le hacer ser mejor. Esos reproches están cargados de cierta envidia porque proyecta en el otro lo que no ha sido capaz de alimentar.

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Escapada Romántico-Deportiva: eso NO EXISTE

A ver chicos, eso no existe, son incompatibles, no se puede dar, son conceptos antagónicos, opuestos, son inversamente proporcionales. Igual solo me pasa a mí, pero os voy a contar el último de estos viajes que me organizó mi marido. Mira que yo le quiero, le adoro, estoy locamente enamorada, ¡¡¡todo junto!!!! Pero perdonarme es que no lo veo, yo creo que ha mezclado capítulos de algún curso jajajaja. Os pongo en situación. Fin de semana de febrero del 22. “Ana he organizado un viaje romántico, nos vamos de escapada tres días a esquiar” ¡¡¡En serio, RONATICO!!!

Yo sonrío pongo mi mejor cara ya que es verdad que una escapada a esquiar me chifla, pero escapada romántica??? Ya las expectativas son confusas. Igual no tiene claro los conceptos, bueno eso seguro. El caso, es que lo dejo todo preparado para que según llegue de currar salir pitando. Cenamos en la carretera porque se le ha complicado la tarde con el trabajo y llegamos pasadas las doce. Entonces llega el momento “surrealista del fin de semana”:

  • Cariño despierta que nos tenemos que preparar para ir a esquiar.
  • Ya? pero si es de noche, que hora es?
  • Pues las seis y media, venga levanta que si no llegamos tarde.
  • Pero tarde a donde!!! Estás enfermo cariño!!! Si está aún la máquina pisa nieves en las pistas!!!!

Entre tanta conversación ya son las siete menos diez y os podéis imaginar, ya lo tengo nerviosito vestido y en la puerta del restaurante para desayunar. Y como no podía ser de otra manera somos los primeros. Bueno pues mi cuerpo empieza a responder una vez ingeridos un par cafés y algunas tostadas y ya sin darme cuenta me está metiendo en el coche dirección las pistas.

Os prometo que mas de una vez he llegado y ¡¡¡¡no estaba abierta ni la cafetería de Anayet!!!! Según abre me meto otro café en vena, con una de esas cookies maravillosas. Por supuesto estamos solos, eso si ¡¡¡todo de un romántico!!!! Jajajajajaja. Pues nada ya son las nueve menos diez y allí que nos plantamos en la cola del telesilla de Anayet. Si somos los PRIMEROS, pero, no de los primeros, ¡¡¡sino los primeros de los primeros, el uno y el dos!!! Estar atentos cuando vayáis y veáis a dos pichoncitos vestidos de blanco y negro ella y de amarillo y negro él. Si NOSOSTROS, podéis pasar a saludarnos, en fin… es muy fuerte, pensar que llevo ya dos horas y media despierta y aun no ha empezado el día.

Pero la cosa no termina aquí. Porque somos los primeros en llegar, pero como os estáis imaginando somos los últimos en irnos, si, si los últimos, es decir LOS ULTIMOS DEL FINAL. Vamos que me paso esquiando unas 8 horas con 40 mis de descanso para comer, y rápido que sino nos enfriamos. ¡¡¡¡Pero si no me da tiempo ni a que mi corazón se ponga en modo reposo!!!! AH!!! y por supuesto las distintas climatologías no existen. El tiempo es algo irrelevante, da igual si llueve, nieva, solazo, ventisca… Mis ocho horitas “románticas” esquiando no me las quita nadie jajajajaja.

Terminamos la jornada y que si una cervecita en Formigal antes de ir al hotel, que si vemos a unos amigos, que si nos quedamos charlando. Llegamos al hotel y no se vosotras pero yo me desplomo como

un saco encima de la cama, tal cual. Eso si, procuro que la mayoría de mi cuerpo caiga en la cama, ya que una vez que entre en el estado de reposo no sé lo que volveré a tardar en movilizarlo. Y entonces oigo un: “Ana date prisa que he reservado para cenar” Se me salen los ojos de las orbitas y mi cuerpo no responde, las piernas me tiemblan, ¡¡¡¿¿mis brazos… mis brazos??  aaahhh donde están mis brazos!!!!

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Hoy tengo una CITA con mi marido

Tal cual, como lo oís. Tengo una cita con mi marido, ¡¡¡oye!!! y es que creo que estoy hasta nerviosa jajajaja. Cada cierto tiempo desde hace años tenemos estas CITAS, que pongo en mayúsculas porque nos parecen, no solo maravillosas, sino vitales para nuestro matrimonio.

Os lo cuento porque las disfrutamos muchísimo y cuando vemos que la rutina, el cansancio o la falta de tiempo nos distancia un poco, sabemos que es hora de una de nuestras citas.

IMPORTANTE: estas citas tienen dos reglas que pusimos ambos y procuramos no romper:

  • No se puede hablar de hijos (esa la puso él jajajaja)
  • Prohibido hablar de trabajo (está claro que esta la puse yo jajajaja)

Con estas dos premisas empezamos a “quedar” y abrimos una hoja de sugerencias:

  • Hablar de nosotros.
  • Como mejorar nuestra relación, es decir, abrirnos y contar que nos molesta del otro pero básico es hacerlo sin reproches. Si los hay sacamos tarjeta roja.
  • Hablar de nuestra intimidad, fantasías, miedos, deseos. Este punto es francamente recomendable, y os reconozco que no es fácil, pero merece la pena… ¡¡ya creo que merece la pena!! jajajajaja.
  • Hablar de nuestro futuro. No queremos que la vida pase y lleguen momentos en los que no sepamos que hacer. Así que hemos empezado a construir para cuando llegue el momento de:
    • No hay niños en casa (que no me lean mis hijos pero ganas tenemos jajajajaja)
    • Como disfrutar de nuestra jubilación. Aquí hay una de planes que voy a tener que jubilarme antes de tiempo…

Así que, con estas pequeñas reglas, hoy tenemos una cita. Pero una de esas citas tipo adolescente de “me muerooooo tíaaaa, que he quedado con ÉEEEEL, estoy súper nerviosaaaaaa tíaaaaaaa” Si, me encanta, de verdad que lo preparo mucho, desde ir a la pelu, por supuesto pies y manos a punto, me pinto el ojo, y

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