No se como ha pasado, pero me he enamorado de otra persona.

A ver no seamos ingenuos. Todos, si no lo sabemos por experiencia, lo sabemos por sentido común. No nos despertamos una mañana y decimos: “cariño me he enamorado de otra persona y me he dado cuenta de que ya no estoy enamorada de ti”. Las cosas no brotan y mucho menos el amor.

Todo comienza de forma mucho más sencilla y sutil. Conoces a una persona, que te atrae, y esto si que puede brotar de repente, esa atracción es casi instantánea. Pero en nosotros está darle o no oxigeno a esa atracción inicial.

Es una persona que te atrae por su físico, por su sonrisa que le ilumina la cara, por su personalidad, por su profesionalidad, su sentido del humor o incluso por todas ellas. Empiezas con una conversación animada que te alegra el día y volviendo a casa piensas: “es un tío estupendo la verdad es que es un encanto” sin más, no le das más importancia, puede que se cruce un leve pensamiento que desechas rápidamente porque estas yendo a casa con el amor de tu vida.

Pero llega otro momento que, pasadas unas semanas, vuelves a coincidir y te ves buscando el momento de saludarle, ya que guardas un buen recuerdo de la vez que le conociste. Sabes que te reíste mucho y te hizo sentir, sencillamente bien. Te pasas un buen rato hablando con él y te das cuenta de que tenéis cosas en común a nivel laboral e intercambiáis los teléfonos porque está claro que hay sinergias en vuestros trabajos y es una oportunidad. Mmmm primera sensación que nos tiene que saltar una pequeña alarma: tan solo tienes su móvil por un tema profesional ¿SEGURO? Cuantos WhatsApp hay profesionales vs personales cruzados?

Y la vida hace que vuelvas a coincidir, además tenemos colegas del trabajo en común y llega un viaje y otro evento de trabajo y te ves que sigues buscando su compañía porque es un tío, a demás de ser un crack en su trabajo, es divertido y te hace olvidar un poco la monotonía de tu vida, de tus hijos, marido… y entonces empiezan a aparecer esas sensaciones perdidas ya con tu marido. No seamos ingenuas, nos gusta esta sensación, pero vosotros no os engañéis, que esto le pasa exactamente igual a los hombres, esto se da en ambos sentidos.

Aquí podemos hacer dos cosas, seguir dando oxigeno a esa emoción y es más que probable que, si es correspondida, se acabe convirtiendo en algo más. O enfriar y poner distancia, quedando tan solo en una buena relación laboral. Pero no nos liemos, el amor en el matrimonio pasa por todas las fases, enamoramiento, fascinación, máximo ardor, tibieza, enfriamiento, monotonía, apatía, rutina, etc. Pero todas las parejas ya sean nuevas, de las de siempre, arrejuntadas, todas sin excepción si no se trabajan, se madrugan, se luchan, se curran, se alimentan, todas se apagan y se enfrían. Por eso es vital recordarnos esto de vez en cuando y decirnos QUIERO QUERER QUERERTE y por eso, te lucho, te trabajo, te sorprendo, te admiro y me vuelvo a enamorar una y otra vez, hasta que la muerte nos separe. Y lo se, esto no es fácil, pero merece la pena lucharlo.

Deja un comentario