Cariño, donde estamos??

Fue la pregunta que le hice pasados unos años de matrimonio, y hasta ese momento ni me había parado a pensarlo. Os reconozco que lo que vimos -sin ser nada dramáticos- si que nos asustó un poco, ya que habíamos dejado muchas cosas por el camino. Otras habían llegado de forma maravillosa y otras ocupaban demasiado espacio sin aportar gran cosa a nuestro matrimonio. Estaba claro, necesitábamos una revisión, una puesta a punto.

Y en ese momento me vino a la cabeza mi primera bici, aquella que pedí a los Reyes Magos.  Estaba deseando que llegase, estaba preparada para el momento, todo lo enfocaba a ese día, ¡¡¡estaba tan ilusionada!!! Y cuando llegó la bici, ¡¡¡¡¡era tan feliz!!!! Llegó tan nuevecita, blanca, lo recuerdo perfectamente era una BH7, con sus ruedines y su sillín negro, eso sí, sin cesta, que yo recuerdo que la pedí con cesta. Luego pasaron las semanas y cuando me sentía segura mi padre me ayudó a montar sin ruedines y según iba creciendo le subía el manillar, cambié el sillín, que si se salía la cadena y la arreglábamos,…y al final conseguí mi cesta.

Entonces lo vi, lo vi claro, necesitábamos ir al principio y necesitábamos ir los dos juntos a ese principio para hacer algo similar con nuestras bicis, o más bien con NUESTRA BICI, necesitábamos una revisión, una puesta a punto o podíamos decir una Actualización de Nuestra App Matrimonial y eso es lo que quiero compartir con vosotros, un pequeño secreto que cambió nuestro matrimonio, la forma de querernos, de disfrutarnos, de mirarnos, de reírnos y de compartirnos.

Este es nuestro principio, fue el día que despertamos y teníamos nuestra nueva bici, el día que nos dijimos ante Dios y las personas que más queríamos, “en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas…hasta que la muerte nos separe”. Es fuerte, verdad?? Y no siempre es fácil, pero se puede. Llenamos nuestra bici con nuestros proyectos conjuntos. Metimos en nuestra cesta; nuestro hogar, nuestros trabajos, nuestras ilusiones por ampliar la familia, nuestro tiempo juntos, nuestras conversaciones, nuestros abrazos, nuestras noches de pasión y aunque no quisiéramos también sabíamos que se vendrían con nosotros nuestros problemas, nuestros defectos e incomprensiones. Nuestros malos días o nuestros reproches. También llegarían nuestros enfados, pero con ellos llegarían las maravillosas reconciliaciones.

También metimos en nuestra cesta a ambas familias, amigos, compañeros de trabajo, del cole y aquellos que fuesen llegando y que serían realmente importantes para nosotros. Pero también teníamos claro que en esa cesta tenían que entrar nuestras vidas personales, nuestro espacio individual no compartido con el otro, nuestros amigos y el tiempo dedicado a los demás. La verdad que no se si éramos muy conscientes. que sin quererlo, también se colaban la soberbia o el egoísmo. A veces se pegaba en las paredes de la cesta la pereza o la falta de empatía, lo que nos hacía más complicado el avanzar.

También teníamos claro que íbamos a necesitar una buena caja de herramientas y alguna de ellas tendría que ser muy muy especial así que nosotros necesitábamos en esa caja mucha dosis de alegría, de risas, buen humor, de complicidad y sobre todo buen rollo entre nosotros. Es verdad que pasados unos años se nos olvidó utilizarla y fue cuando un día le pregunté: PERO CARIÑO, DONDE ESTAMOS? desde ese momento hemos estado pendientes de salir a buscar la herramienta más necesaria para cada momento y eso nos ha salvado de muchas situaciones tensas y hemos logrado poner la mejor de nuestras sonrisas antes situaciones complicadas. Y si, fácil no es, incluso a veces te dan ganas de tirar la caja de herramientas. Pero paras, hablas, reajustas, cambias piezas rotas y nos volvemos a montar para seguir avanzando.

La risa nos ha ayudado a tener una mirada distinta ante los problemas a arreglar los pinchazos de la rueda provocados por el egoísmo. El buen rollo nos ha ayudado a entendernos de otra manera y a ser capaces de levantar la cabeza y ver las cosas desde otra perspectiva, como cuando el sillín se había quedado pequeño y vimos que los niños se habían hecho fuertes en él y no teníamos sitio para nosotros dos. La complicidad nos ha hecho disfrutar de nosotros casi diría que en otra dimensión, con cada entrega, con cada abrazo, y nos ayudaba a ahogar la rutina que sin darnos cuenta iba oxidando esas pequeñas partes de la bici tan necesarias como la confianza o la intimidad. Supongo que entonces entendimos que en nuestra caja de herramientas tendríamos que “tatuarla” con un QUIERO QUERER QUERERTE.

2 comentarios en “Cariño, donde estamos??

  1. Ana, muchas gracias por esta preciosa publicación, que yo he llamado una ITV más profunda. Difundo este artículo. Muchas gracias. Un abrazo Antonio Gaiteros

    Enviado desde mi iPhone

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s