Este es uno de los grandes tópicos de las parejas, ellos siempre quieren y nosotras siempre decimos que no, salvo cuando nos apetece, claro está, que en ese caso estamos de lo más cariñosas y receptivas con nuestros maridos. Y efectivamente -en este tópico- hay algo de verdad.
A la mayoría de las mujeres nos varía mucho la apetencia sexual a lo largo del mes, aquí influyen nuestras “amigas” las hormonas, esas que nosotras sentimos y vosotros padecéis. Además nos influye el día a día, donde tenemos que llegar al final del día habiendo sido, “súper”: súper madres, súper esposas, súper profesionales, súper amigas y por supuesto estar súper monas y súper estupendas, así que al final del día lo que nos pasa es que llegamos “SUPER” agotadas.
Nuestro marido, llega como todos los días, habiendo sido “súper” profesional, entra en casa con ganas de encontrarse con su mujer. Llegado el momento estamos muertas, sin fuerzas, sin ganas y nos encontramos en la cama con una mano en la pierna y se te viene el mundo encima pensado ¡¡¡¡AHORA!!! Si no puedo!!!!!! Le miramos como si nuestro marido fuera un extraterrestre y le decimos –en el mejor de los casos- ¿Qué haces?
Ellos se suelen encontrar con la cara desencajada de su mujer, que le mira como si se hubiera vuelto loco, y piensa ¿pero que estoy haciendo? Solo quiero acostarme contigo, no es tan malo. Pero lo que muchas veces ellos no ven es la falta de fuerzas del momento, la desgana o la inapetencia. Y lo que nosotras no vemos son las ganas que tienen de estar con nosotras, no solo de acostarse sino de querernos. Ya que la relación sexual es una entrega de dos, tanto corporal como espiritualmente. El sexo es la expresión de nuestra capacidad de amar.
Llegados a este momento, la mujer tiende a decir que no, y el hombre a darse la vuelta. Ella a sentir cierta culpabilidad y él a pensar que siempre está cansada. Para romper este tópico a vosotros os diría que lo tenéis en vuestras manos. El otro día os hablé de la importancia de la seducción, y es en estos casos donde tenéis que ser más ingeniosos.
Es cierto que solemos ser más complicadas, pero hay algo que no suele fallar, es sentirnos queridas, sentirnos cortejadas por vosotros. Lo tenéis muy fácil, generar en nosotras una expectativa desde primera hora de la mañana. Empezar con: “que bien te sientan esos pantalones” el efecto que tendrá esa frase es que cada vez que nos veamos en el espejo de la oficina pensaremos en vosotros porque os gustan como nos sientas esos pantalones.
Podéis seguir con un WhatsApp: “Que guapa estás, cuanto te quiero” aquí ya estamos pensando que sois lo mejor, que tenemos un marido maravilloso y que ganas de verte en casa para darte un beso. Y si acabáis el día con un mail del estilo de “por cierto cariño: hoy te he visto más delgada” ya con esto estamos rendidas a vuestros pies, entregadas a la causa por y para vosotros.
Con este ejemplo tan simple lo que quiero haceros ver, es que nosotras necesitamos de algo más, necesitamos unos preliminares más allá del momento de la relación, que también son muy importantes, pero si despertáis en nosotras una expectativa, cuando lleguemos a la cama y nos toquéis la pierna, en lugar de pensar que si os habéis vuelto locos, pensaremos en lo que os gustamos con esos pantalones, que además nos deben de hacer más delgadas.
Está claro que esto no servirá todos los días, pero probar de vez en cuando, a ver qué efecto tiene en vuestra pareja. Y por el contrario nosotras muchas veces debemos sacar fuerzas para arrimarnos y complacer a la persona que más queremos a la que voluntariamente hemos elegido para construir un proyecto de vida en común.
Nosotras tenemos que pensar el ellos, como se sienten cuando un día, otro día, y otro, les decimos “No puedo, estoy agotada, hoy no otro día” ¿lo habéis pensado? Muchas mujeres piensan que a ellos les de igual, que como siempre quieren están acostumbrados a que les digamos que no. Pero en esto estamos totalmente equivocadas, os invito a que le preguntéis a ellos que sienten cuando reciben un no, otro no, otro no. La respuesta merece la pena oírla, en la mayoría de los casos les duele, les molesta, el no, pero sobretodo la forma que a veces tenemos de decir ese NO.
Muy bueno Ana.
Muy cierto todo.
Gracias.
Me gustaMe gusta
Totalmente de acuerdo!!!
Q cierto todo!!!
Me gustaMe gusta
Excelente artículo, Ana!
Mis felicitaciones!
Un beso
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mil gracias Africa
Me gustaMe gusta