¿Donde han quedado esos camisones de nuestros primeros años juntos? ¿Esas batas sugerentes que invitaban a ser quitadas? En muchos de nuestros armarios, han desaparecido o en el mejor de los casos, los hemos dejado para “ocasiones especiales”. Poco a poco, han sido sustituidos y desplazados por “eso” con lo que nos metemos en la cama todos los días. Ese pijama de invierno de franela de pantalón y camisa de manga larga –que si nos descuidamos lo sustituimos por un jersey de cuello vuelto- eso sí, ¡¡monísimos todos!! Que el buen gusto, no lo hemos perdido.
Durante los primeros años de matrimonio, hacemos frente a las bajas temperaturas de nuestra casa poniendo la calefacción al máximo, para poder ponernos ese camisón –que todas sabemos que les encanta- para “estar” en casa mientras hablamos del día que hemos tenido. Nos sabemos deseadas y eso nos gusta, os vamos seduciendo con pequeños gestos, con una mirada, con una caricia en el pelo… y vosotros sois perfectamente conscientes de ello y ¡¡¡Reconocedlo, también os encanta!!! Os encanta dejarnos seduciros, os encanta cuando estamos sexys y os deseamos.
Y un día nos preguntáis donde hemos guardado esos camisones que un día os sedujeron, donde está mujer que os recibía con la mirada llena de amor. En muchas ocasiones los camisones están guardados y olvidados, y nosotras nos hemos dejado vencer por la comodidad, o en algunos casos –aunque nos cueste reconocerlo- ¡¡¡¡porque no nos caben!!!!
Todas estas excusas se van colando en nuestra habitación día a día, mes a mes, se instalan en nuestras rutinas hasta que pasados 15 años miramos atrás y nos damos cuenta que hemos olvidado cómo les seducíamos, como estábamos deseando que apareciera por casa para disfrutar juntos de nuestra intimidad, como hemos dejado de elegir los camisones pensando en ellos.
Pero esto no es solo un trabajo nuestro, vosotros podéis aportar mucho, más de lo que os imagináis, aportáis con una mirada que nos diga que nos deseáis con esa “piel de naranja” que ya se ha instalado en nuestras piernas, que os seguimos atrayendo con nuestros brazos percherones o con nuestras arrugas que reflejan madurez. Hacernos ver qué queréis volver a ver en nosotras ese deseo de quereros, esa coqueteo seductor que nos llevaba a amarnos. Venir un martes con ese camisón que veis todos los días –camino del trabajo- en la marquesina del autobús y decirnos lo sexys que estamos con él.
Ayudadnos a romper la rutina que se cuela en nuestros dormitorios. Ayudadnos a ver cómo nos cuidáis, como sois capaces de entregaros en el silencio del día a día. Como sois nuestro soporte y hacéis que nos sintamos seguras. Ayudadnos a seguir queriendo seduciros y a volver a ese cortejo que reaviva la llama de nuestro amor.
Este es un camino que tenemos que recorrer juntos, de la mano. Donde nos ayudemos sin reproches y nos levantemos sin rencores. Donde la pasión no se vea apagada por la pereza, y el deseo no se vea ahogado por el egoísmo. Donde el camisón sea la excusa para volver a desearnos.
Ana me encanta, yo soy de las que sigo con mis camisones Jajajajajaj guardó en mi comoda mis camisones de cuando me case efectivamente no me caben y los encajes están ya deteriorados por el paso del tiempo pero me gusta verlos e intentar ponérmelos Jajajajajaj creo no se debería perder el coqueteo del camisón muchos bs 😀😀😘😘😘
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Gracias Ana. Hablas «en verdad» , como Santa Teresa, así que este fin de semana que me escapo con mi marido, voy a llevarme alguno de los camisones de entonces. Sólo espero encontrar alguno «amplio»…jajaja! Un beso y enhorabuena por tan excelente trabajo.
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