En una relación de pareja tiene que haber un equilibrio entre el amor y el sexo. Creo que todos conocemos a “esa pareja” que, sin llevarse mal, son como compañeros de piso y se encuentran en la alcoba sin mucho más interés que apagar un deseo sexual. Por el contrario, nos encontramos parejas donde el sexo ha pasado a otra dimensión, aunque son parejas que se quieren y se demuestran un cariño enorme, son parejas que probablemente estén a años luz la una de la otra, sin compartir su intimidad desde hace años.
La propiedad conmutativa dice que: el orden de los factores no altera el producto. Pero creo que en este caso el producto, es decir, nuestro matrimonio, si se ve directamente alternado. Hoy quiero hablaros de sexo. Del sexo que se practica en el matrimonio, y del que olvidamos e incluso aparcamos con el paso de los años. Hoy quiero de hablaros de cómo se siente una mujer ante la indiferencia de un marido o la insistencia desconsiderada. Hoy quiero contaros a vosotros algunas de las “noches” que muchas mujeres esperan en el dormitorio.
A lo largo de nuestra relación nos encontramos con esas noches donde una mujer lo que necesita es “amor con sexo” es decir,
necesitamos una velada preparada para la ocasión. Una cena en ese restaurante japonés que tanto nos gusta. Esa mirada que nos diga que estamos deslumbrantes. Esa palabra que nos haga sentirnos seguras. Ese abrazo que nos demuestra firmeza y ese beso que nos despierta pasión. Es esa noche, la que sigue con una conversación sobre nosotros, nuestro proyecto de matrimonio. Es una noche donde las discusiones y los reproches se han quedado en casa con los niños y donde el centro, somos nosotros.
Es una noche que sigue en el dormitorio donde la ternura, deja paso a esas caricias y besos en el cuello dados con la suavidad de un hombre enamorado. Es una noche donde nosotras os esperamos con esas caricias que a vosotros os hacen arder de pasión, donde os sentís queridos y deseados por nosotras. Es una noche donde vosotros os habéis propuesto volver a conquistar el cuerpo de vuestra esposa, donde la prisa y el egoísmo no tienen cabida. Es una noche donde vuestra generosidad da lugar a un clima de confianza y entrega mutua más allá de uno mismo.
Luego están esas noches donde lo que necesitamos es “sexo con amor”. Son noches donde el encuentro íntimo es el centro de nuestra velada. Son noches acompañadas de una cena en ese restaurante de “moda” donde nos vestimos para la ocasión. Es una noche donde preparamos el encuentro con esas pequeñas sorpresas que le gustan al otro. Son noches donde el falso pudor y la pereza los hemos dejado en casa con los niños y donde el centro, somos nosotros.
Es una noche que sigue en el dormitorio donde el deseo deja paso a esos abrazos que te elevan con la firmeza de un hombre apasionado. Es una noche donde nosotras estamos deseando responder con todo nuestro instinto más femenino, para compartir esa pasión que a veces nos desborda. Es una noche donde vosotros os habéis propuesto volver a conquistar el cuerpo de vuestra esposa, donde la imaginación y la generosidad son vuestros principales aliados. Es una noche donde la entrega es apasionada llena de besos y caricias mutuas. Es una de esas noches que nos deja una complicidad especial, no solo llena de pasión sino también de una unión plena.
Hay otras noches, noches de discusión y reconciliación, noches de tan solo una peli y helado, noches de conversación y noches de agotamiento. Pero todas las noches las debemos de acompañar de un “QUIERO QUERER QUERERTE” y porque te quiero querer, TE QUIERO.
Gracias Ana por recordar
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Perfecto Ana, pero entre marido y mujer debe haber esa comunicación, que has explicado muy bien, y nada mejor que lean juntos estas publicaciones
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