Quien no tenga uno en su dormitorio, que se haga YA con uno. Es más, deja lo que estás haciendo y corre a por uno, pero ya. A ver hay un mundo maravilloso de pestillos en Amazon y de entrega inmediata, de verdad, os dará tranquilidad y a nuestros hijos -aunque no lo sepan- les ahorrará algún que otro trauma jajajaja.
Es una pieza que adquiere su valor cuando los niños comienzan a andar y de repente, sin saber como, aparecen una noche en la entrada del dormitorio con algún: “mama tengo sed”, “no encuentro mi chupete, osito…” Momento ideal para enseñarles donde dejamos el vasito de agua, ponemos seis o siete chupetes por la cama y si es necesario atamos el osito a la cama. La primera vez que aparecen por esa puerta, es posible que estemos en un día de esos de “hoy no toca” o de “me duele la cabeza” aaayyyy pero el día que se alinean los astros y todo confluye en el mismo momento?
Con los años y los hijos esa pieza tiene un valor, me atrevería a decir que, incalculable. La cantidad de micro infartos que nos va a ahorrar!!!!! Todos esos ruidos que normalmente no existen pero oímos, todos esos sobresaltos ante el más mínimo crujir de la casa o esa ansiedad que nos entra pensando en “y si no le oigo y entra”. En fin es un sin vivir y que nos sucede, y perdonarme pero creo que en especial a nosotras:
- Primero, tenemos pánico a traumatizar a nuestros hijos. Que por cierto, muchos de nuestros padres no sabían de la existencia de este sencillo, pero práctico utensilio. ¿Quién no abrió alguna vez esa puerta? jajajaja… y tan mal no hemos salido.
- Otro punto es que nuestras orejas se convierten en radares y nuestros tímpanos funcionan como un sónar que detecta cualquier ruido o movimiento a metros a la redonda. Estamos alertas y pendientes con una híper sensibilidad al movimiento externo al dormitorio… Bueno os hacéis una idea.
Aaaahhh, y ellos? Bueno eso es otro mundo. No oyen, no ven, no huelen, no les trauma nada… bueno si solo, el no tener un pestillo. Pero si es verdad que están más preparados para concentrarse en lo que están haciendo, se han metido en su caja de “esta noche hay fiesta” y puede sonar el móvil, gritar los niños, quemarse la casa… que ellos están disfrutando con nosotras en su caja.
Pero es verdad que vivir con esa tensión la intimidad de un dormitorio es algo estresante. De verdad a quien no le ha pasado, en el momento “clave” de la noche y de repente soltamos un:
- Cariño espera, creo que he oído algo.
- ¡¡¡¡¡¡¡COMO QUE ESPERE!!!!! No puedoooooo
- Es que creo que está el niño fuera
- Pero estate a lo que estás!!!!! no se oye nada!!!!
- Ya, pero y si entra?
- Pues que entre!!!!!
A esas alturas ya da igual si está o no está, ya que normalmente el “momento” se ha roto. Y aunque no lo parezca se han roto muchas cosas. No podemos estar compartiendo un momento tan especial sin aplicar todos los sentidos a lo que estamos haciendo a nuestras caricias a nuestros besos. No podemos ser amantes y radares al mismo tiempo, de ahí la importancia de un sencillo pestillo que nos dará la posibilidad de entregarnos sin reparos ni sobresaltos. Al final es ayudarnos un poco a seguir por el camino de QUIERO QUERER QUERERTE.